Un Desamor de
Telenovela
LA SALVACIÓN DEL MELODRAMA
En una industria en la que los términos transmedia y storytelling ganan terreno y uno como melodrama pierde vigencia, parece que este último, sobre el cual se sentó la televisión de Latinoamérica, podría salvarse. ¿Que necesitaría? Dos expertos parecen tirarle el salvavidas.
Para nadie es un secreto que la telenovela privilegia la acción de una pareja principal vinculada por el amor, una situación vista miles de veces en cada melodrama televisivo no solo en Colombia, sino en América Latina, región que se hizo famosa justamente por producir estos contenidos que ahora han perdido encanto.
Por su parte, y según Henry Jenkins, el teórico experto en las Narrativas Transmedia, estas logran cautivar a los usuarios y el universo que contiene las historias transmedia ocupa un primerísimo lugar. Su exploración admite justamente complejidad de los conflictos, multiplicidad de personajes y la posibilidad de variedad de historias sin obligatoriedad de lo lineal. En cuanto al usuario, le da acceso a ser parte del universo que muestra, ya sea entrando en él o permitiendo que él lo traslade a su vida, además de darle vía libre a su rol de prosumidor. La Narrativas Transmedia le facilita una gran y múltiple experiencia.
Ambas situaciones opuestas. Pareciera que no hay nada en común entre ambos géneros.
Sin embargo, en una reciente charla Henry Jenkins además de reiterar los rasgos de las NT,
precisó no olvidar las emociones, respondiendo así a las críticas del director Martin Scorsese que aseguró meses atrás que las nuevas narrativas no son más que un parque de diversiones con mucha acción, desprovisto de personajes y sentimientos. Jenkins explicó que el vínculo humano y las emociones dirigen nuestra experiencia cuando consumimos contenidos y esto precisamente lo refuerza la transmedia. Los expertos en guion indican que solo grandes historias y maravillosos personajes pueden cautivar. Transmedia también aplica este principio, que resulta necesario para conectar, que es en últimas lo que busca cada producto de la NT. Solo conectamos con aquello que nos impacta y llega a nuestras emociones. En dicha charla, Jenkins, incorpora un concepto, y es la imaginación cívica, ese anhelo por un mundo con libertad, justicia y equidad y, la posibilidad que tiene la transmedia a través de sus héroes, de contribuir a ese mundo.
Henry Jenkins
¿POSIBLE FUTURO?
Teniendo en cuenta las diferencias entre la telenovela y la transmedia es posible aventurarnos a pensar que una de las causas del rechazo que las nuevas generaciones están teniendo por el melodrama televisivo, al tiempo que aceptan con pasión las diferentes ofertas de transmedialidad, tiene que ver con que la primera tiene una serie de elementos previsibles, sencillos, incluso ingenuos y limitados que llevan al consumidor al aburrimiento y no le permiten dar rienda suelta a las características y necesidades que los estudiosos hallan en las generaciones millennials y centennials. Ellos son multitasking, emprendedores, creativos, curiosos, amantes de la tecnología y han hecho del mundo virtual una extensión de la vida real. En cambio, las narraciones transmedia lo sorprenden, ya que son complejas, inesperadas, le permitir elaborar nuevos contenidos; le satisfacen al 100% su hambre digital.
Resumiendo, la telenovela les resulta un producto distante, lejana, de pocos personajes y plana, lo que puedes parecerle poco interesante. Por su parte, conectan con lo transmedial, que les resulta cercano y adaptable.
Sin duda el panorama no parece alentador para el melodrama. No obstante, no podemos caer en la idea extrema de que todas las características de la novela son aborrecidas por las nuevas audiencias, de hecho, la más importante de ellas está presente en la transmedia: los sentimientos. Lo cual nos permite pensar que tal vez la historia de amor en sí no molesta al usuario; lo que no tolera es que esté en primer plano y sea el único argumento.
Dicho esto, podríamos pensar que no todo está perdido para este melodrama y que existiría un camino, que le permitiría alcanzar a esos escépticos desinteresados en ella. Le urgiría a este género reinventarse y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo. Lo anterior sugiere que tal vez es tiempo de pensar en la telenovela transmediática, una que vaya más allá del televisor, que amplíe sus canales de emisión y distribución, y que expanda sus historias, ahonde en conflictos y aumente y complejice personajes. Y por supuesto, que ella en sí misma no sea el único producto, sino que se convierta en un universo con diversidad de piezas, algunas completamente autónomas. Sería un cambio radical, pues tendría que renunciar entre otros aspectos, a lo predecible.
Podríamos incluso afirmar que Yo soy Betty, la fea, el más famoso de ellos en el mundo, ya intentó nadar en aguas transmediales. Primero fue telenovela convencional, luego fue adaptada en distintos países, tuvo álbum de figuras, cómic, spin off, obra de teatro y también una muñeca. Incluso hay expertos y columnas que la toman como ejemplo de marketing digital. Esto ocurrió hace 18 años y tal vez, así como rompió esquemas de su género, a lo mejor también se asomó a la transmedialidad sin intención.
Yo soy Betty la fea sin pretenderlo nadó en aguas transmediales. Fue novela, serie, dibujo animado, muñeca y diversas versiones.
Pareciera que si la telenovela quiere sobrevivir, debe olvidar algunas de sus máximas como por ejemplo, las que sobre ella argumentaron ejecutivos de televisión como María Alicia Parkerson, en 2007, cuando se desempeñaba como ejecutiva de ventas de Telemundo: “La estructura misma de una telenovela es parte de la fórmula del éxito que tiene el género. La novela se programa de lunes a viernes a la misma hora lo que se crea un hábito en los espectadores y la misma estructura de cada capítulo, la manera en la que se cuenta la historia y las relaciones mismas entre los personajes tienen como resultado ese enganche”.
Ya no hay espectadores fieles, solo hay usuarios hambrientos de productos transmediáticos que los conecten posibles de consumir a cualquier hora y a través de cualquier herramienta. Una experiencia imperdible. Carlos Scolari en 2013 resumió el único camino que podría quedarle al melodrama: “Debemos comenzar a pensar en transmedia. Desde el productor hasta el guionista, pasando por los investigadores y los estudiantes de comunicación, todos, debemos cambiar de sistema operativo y pasarnos al transmedia. No es moda: es una cuestión de supervivencia profesional”.
Carlos Scolari, teórico del transmedia